Desde hace varios años a finales de agosto mi salud empeoraba debido a las crisis de ansiedad. Este año a pesar de las adversidades que se me han presentado he podido superar a los nervios. Digo bien adversidades, sobre todo una. Antes de irme de viaje, el día del Carranza cuando mi perro Xiro se puso malo con un vomito un tanto extraño. De madrugada el perro empezó a empeorar y mis padres lo llevaron de urgencia. El diagnóstico fue que o se operaba al perro o no amanecía vivo. Incluso la operación era a vida o muerte. Eso fue un chorro de agua fría y un lote de llorar impresionante. En urgencias recomendaron a mi padre la mejor clínica veterinaria que hay en Sevilla y se encuentra en Sanlúcar La Mayor. En la puerta nos esperaban tres veterinarios para intervenir al perro. Casi cinco horas duró la operación y el perro gracias a Dios se ha salvado.
Ahora está en la recuperación ya que de las enfermedades que le entran a los perros, ésta es la peor. Lo que le ha pasao es que una tripa del estómago se le ha despegado y las consecuencias es que revienta el animal por dentro. Nosotros como lo cogimos a tiempo no le ha afectado a nada.
El pasado 29 de agosto fue su cumple y ya son ocho años los que lleva con nosotros y el veterinario que lo está tratando nos comentó que ha sido el mejor regalo que le hemos podido hacer, EL SABARLE LA VIDA.
Los que tienen perros entederán el disgusto por el que he pasado y más todos aquellos que saben que mis crisis de ansiedad vino por un problema similar. La muerte de mi perrita. Ella no tuvo la suerte de caer en unas buenas manos, en cuanto a veterinario se refiere. Ya que ese HP la dejó morir, porque según él era una simple gastronteritis y cuando murio dijo que había sido perforación de los intestinos. En definitiva no puedo volver atrás. Pero esto que ha pasado me ha hecho fuerte. Muchos pensarán si es sólo un perro, pero no. Es uno más de la familia. Gracias Xiro.
